La mejores fotografías que he hecho jamás
Creo que sobran las palabras. Mis abuelos, Antonio y Aurelia, cumplen 58 años de casados. Ellos me enseñaron muchas cosas, entre ellas a no llamar la atención y ser humilde y sencillo. A ellos les daba vergüenza que les retratara. Logré dar dos paseos con ellos de exactamente ocho y diez minutos.
Me costó convencerles de que quería hacerles este regalo y que sería la manera más bella en que puedo decirles que les amo y compartirlo con toda mi familia, con todos los que los amamos. Quería compartir con todos vosotros las que creo son mis mejores fotografías.
Seguramente muchos no verán el por qué, ya que es invisible a los ojos, como dice Antoine de Saint-Exupéry. Ah, y para esos que se las dan de fotógrafos catedráticos y dicen que saben mucho de técnica y «opinan» que mis fotografías no tienen mucha que se vengan a los próximos seminarios; donde analizaremos estas fotos a fondo y sé que muchos se convencerán para siempre de que jamás habían visto fotografías tan técnicamente perfectas.
No hay mejores ni peores fotógrafos, ni mejores ni peores fotografías, pero sí hay algo… que podemos hacer las cosas lo mejor que podemos, poner todo nuestro corazón y toda nuestra alma. Lo técnico es importante, pero debemos conocer la técnica para dominarla, para jugar con ella. Lo técnico debe estar al servicio de lo emocional, así es el arte.
Repito lo que siempre digo, que el mejor maquillaje es que el que no se nota, pero mejor es recordar la frase anteriormente mencionada de El Principito: Lo esencial es invisible a los ojos, no se ve bien sino con el corazón.