Ella piensa que estoy probando una lente… pero realmente es una excusa para verla a través de la cámara y poder guardar para siempre lo que mis ojos y mi corazón ven. Quiero guardarlo de otra manera que no sea sólo dentro de mi ser, poder mirarlas cuando, como ahora, la siento lejos.
A veces el ser fotógrafo puede parecernos una maldición; cuando frente a nosotros la luz y la magia se alían y querríamos congelar lo que nuestras pupilas observan. Nos entra un extraño ansia pero debemos dejar pasar esos momentos, permitir que se los lleve el viento y el tiempo.
Esas son creo mis mejores fotos, las que no hago, al menos con la cámara. ¡Cuántas veces eso sucede frente a mí! Al comienzo me perturbaba, me provocaba malestar y la implacable sensación de impotencia. Ahora he aprendido, quizás he madurado y sé que el ser fotógrafo es una manera de ser y en nada depende de si llevo encima o no una cámara. Mis ojos son mis lentes, mi corazón un sensor de alta sensibilidad. Mis párpados se adaptan tanto a la luz como a la magia que surge o desaparece.
Y tomo estas fotografías, con esa excusa, para tenerla y, como ahora, sentirla cerca. La fotografía es aliada de la melancolía. Una imagen guarda tanto, encierra tanto que si ha capturado la magia ésta brota y salta de ella hacia nuestro pecho cada vez que la contemplamos. Si esto le sucede a terceros cuando ven fotografías de otros imaginen cuando la hiciste tú mismo. Todo es un arrollador tren de emociones.
Por eso soy fotógrafo, porque deseo ver la vida con los ojos que buscan la belleza y la magia; las cuales, por cierto, van siempre de la mano. La luz cálida de estas fotografías es la que da calor a mi corazón en este frío día en el norte, lejos de casa, lejos de los que amo, lejos de ella. Cada imagen es un puente que se tiende al consuelo y me hace esbozar una sonrisa. No necesitaba probar nada, sólo quizás si era capaz de plasmar en una fotografía lo que mi corazón sentía… ella pensaba que estaba probando una lente.
Natalia vino al seminario de DF y me pidió si les podía hacer una postboda, porque ellos ya se casaron hace tiempo. Así que eso hicimos. Mi último día en México quedamos y aquí os dejo alguna muestra. Gracias de todo corazón Natalia por tu ilusión, a Pavel por arrancarte a esta aventura, jaja! Gracias por ser vosotros mismos y dejarme retratar vuestro amor, vuestras almas.
Siempre que uno viaja al comienzo no desea emprender el camino, atándolo a casa una extraña pereza que le susurra que nada va a encontrar mejor que quedarse arropado de lo cotidiano, lo conocido y lo presente. Sin embargo cuando el viaje se inicia ese mundo de comodidades comienza a tornarse mágico y las inseguridades se truecan cosquillas por saberse otro caminando por desconocidos parajes.
Para mí personalmente el avión es una mezcla entre pasión y suplicio. Amo volar, pero mi espalda me duele mucho y mi tamaño me hace estar muy incómodo, no dormir y pasarlo a veces realmente mal sentado 12 horas seguidas en el mismo lugar. Ni siquiera las pastillas para dormir me hacen conciliar el sueño y acabo con contracturas y dolores que acompañan mi querida escoliosis congénita.
Antes supongo que sería peor. Pasar semanas en un barco o meses agitado por las olas remando. El caso es que en pocas horas estoy en ese continente que tanto amo y del que me atrae algo muy místico. Como saben primero visité México, y después de los dos seminarios puse rumbo a Argentina. Otro día más en el aire para enamorarme de nuevo de mi querida Córdoba.
Yo soy Cordobés, pero de la del viejo continente, aunque debo reconocer que me pareció un lugar mucho más maravilloso para vivir la Córdoba nueva, por la naturaleza y la dulzura de sus habitantes. Es la verdad, en Andalucía dicen que somos alegres y abiertos, pero seguramente es que no conocen a muchos otros pueblos de América, donde quedamos como persona serias comparados con ellos. Lo que más me atrae es su sencillez y cómo hablan de temas trascendentales sin miedos, algo complicado de hallar en España o Europa. Me gusta hablar de la vida, de la muerte, de la felicidad y la esperanza, no de fútbol, política o el tiempo.
Quiero agradecer de todo corazón al FPC (Fotógrafos Profesionales de Córdoba) por organizar este seminario. Son muchos nombres, y todos y cada uno de ellos han trabajado muy duro. Por lo tanto no quiero dar nombres porque seguro que me dejo a alguien. Vosotros sabéis que os quiero, que en esos pocos días habéis llegado a mi corazón. Gracias por organizar todo con tanto mimo y cariño, en ese lugar tan hermoso que es La Estancia el Rosal, del que quedé enamorado. Gracias a Nico y Natalia por pasar el rato amándose delante nuestra para que yo pudiera compartir cómo tomo las fotografías. Ojalá haya capturado vuestro hermoso amor.
Gracias a cada uno de los asistentes, que vinisteis desde rincones muy lejanos de la gran Argentina, incluso desde Venezuela y Brasil. Gracias de corazón porque me dejásteis abrir el mío, y ahora os pertenece. Espero que todo lo compartido os sirva para ser mejores profesionales y ojalá también mejores seres humanos. Ojalá que ganéis el dinero que merece vuestra entrega y vuestra sensibilidad. Cuidaos mucho siempre y sabed que no tenéis límites. No os deseo suerte porque ya sabéis que la suerte no existe. Luchad!! con el corazón!!
