Esta boda fue muy especial y muy diferente. Para comenzar Fran Montoro y yo pasamos una semana divertidísima junto a Belén y Jean Charles y la boda en sí duró tres días. Obviamente por estar en un país diferente las cosas cambian y los detalles llaman la atención, pero lo que más me apasionó fue el amor entre ellos dos.
Para los que le gustan los detalles, la decoración y esas cosas aquí disfrutará mucho porque el despliegue era increíble. Debo explicar que esto son varios días y en varias casas diferentes, por si os perdéis, pero no podía poner más fotos. Creo que es suficiente para hacerse una idea de lo que aquello fue. Debo mencionar que el último día fue solo de fiesta. La fiesta más brutal que he visto en mi vida. Genial, pero de verdad. Fran y yo no olvidaremos este viaje nunca. Esperamos pronto regresar para una postboda.
Mejor os dejo fotos que palabras, que ya hay demasiadas en este blog. Espero de corazón que os gusten y que os narren su historia. Por cierto, un abrazo a Gabriel. Cuidaos mucho todos y todas.
No me puedo resistir a no poner unas poquitas fotos de la postboda de David y Dani. En breve publicaré toda la boda, pero después de esta sesión ya que el día de la boda no dio tiempo, quedé de nuevo prendado del amor profundo que ellos se profesan. Ojalá todas las parejas que caso tuvieran ese respeto mutuo, ese cariño, esa pasión, esa alegría y esa esperanza. Quiero hacer más bodas gay, por favor; quizás porque su amor es tan verdadero y tan luchador, tan fuerte que rompe muchas barreras.
Pudiera parecer tópico, pero ahora les echaré de menos. Quiero que se casen otra vez, hacer más fotos, pasar más rato con ellos. Mi hija Malena se enamoró de su perro Bruno (el que sale en la primera preboda) y en su casa quería redecorarle las cortinas, jaja. Hacía mucho tiempo que por los problemas logísticos naturales no podía entregar una boda y verla con ellos en persona. Fue emocionante, muy emocionante.
Ahora ya está completa, para mí una de mis mejores historias. Porque yo soy eso, no un fotógrafo, sino un narrador de historias. La vuestra, Dani, David, es una historia interminable, y así será, porque la Nada no puede con el amor.
Creo que sobran las palabras. Mis abuelos, Antonio y Aurelia, cumplen 58 años de casados. Ellos me enseñaron muchas cosas, entre ellas a no llamar la atención y ser humilde y sencillo. A ellos les daba vergüenza que les retratara. Logré dar dos paseos con ellos de exactamente ocho y diez minutos.
Me costó convencerles de que quería hacerles este regalo y que sería la manera más bella en que puedo decirles que les amo y compartirlo con toda mi familia, con todos los que los amamos. Quería compartir con todos vosotros las que creo son mis mejores fotografías.
Seguramente muchos no verán el por qué, ya que es invisible a los ojos, como dice Antoine de Saint-Exupéry. Ah, y para esos que se las dan de fotógrafos catedráticos y dicen que saben mucho de técnica y «opinan» que mis fotografías no tienen mucha que se vengan a los próximos seminarios; donde analizaremos estas fotos a fondo y sé que muchos se convencerán para siempre de que jamás habían visto fotografías tan técnicamente perfectas.
No hay mejores ni peores fotógrafos, ni mejores ni peores fotografías, pero sí hay algo… que podemos hacer las cosas lo mejor que podemos, poner todo nuestro corazón y toda nuestra alma. Lo técnico es importante, pero debemos conocer la técnica para dominarla, para jugar con ella. Lo técnico debe estar al servicio de lo emocional, así es el arte.
Repito lo que siempre digo, que el mejor maquillaje es que el que no se nota, pero mejor es recordar la frase anteriormente mencionada de El Principito: Lo esencial es invisible a los ojos, no se ve bien sino con el corazón.